Una cuadrilla de 32 personas que tuvimos la oportunidad de hacer dos senderos, uno cada día; así como bonitas pulseras de restos de piel reutilizado; hojas de papel reciclado; queso que no pudimos comer, por motivos de normativa de seguridad y al más puro estilo Robin Hood, pusimos a prueba nuestra puntería.
También hubo lugar para la diversión, una fiesta nocturna animada por Jose, el monitor de la fabricación de queso, que además es cabrero y también baila que da gusto. A estilo "Furor", rompimos nuestras gargantas, movimos el esqueleto y reímos de buena gana.
El tiempo acompañó y fue el culpable que paseáramos sin más nuestras ropas de abrigo.
Una buena convivencia entre alumnado de diversos Planes.
Unos monitores cercanos y agradables.
Unas cocineras puntuales como ellas solas.
Una buena comida reconstituyente de tanta energía gastada.
En definitiva una experiencia para el recuerdo.
Y de regreso una visita relámpago al Bosque
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