Y pudimos con la hora del código.
Con unos objetivos cumplidos más allá de los que en un
principio se plantearon.
Si nos proponíamos participar de una iniciativa colectiva mundial,
formando parte de esos más de 100 millones de estudiantes de ediciones anteriores.
Si nos planteábamos conocer y comprender que hay tras el
clic del ratón.
Si nos desafiábamos a escribir nosotros nuestro propio
código para programar básicamente una aplicación.
Hemos conseguido eso y mucho más.
El trabajo mental derivado de la actividad ha sido mucho más
provechoso de lo que habíamos planificado:
Hemos trabajado de forma abstracta con el espacio. Nuestro
cuerpo no se ha movido, pero hemos diseñado el movimiento en nuestra
aplicación.
Hemos tenido que planificar unas acciones y sus
consecuencias para que funcionen en un futuro.
Hemos tenido que utilizar el razonamiento inductivo para, barajando
diversas experiencias previas, llegar a una conclusión que hiciera exitosa
nuestra práctica. De nuestras experiencias de movimientos, giros, obstáculos de
la vida real hemos inducido el recorrido a seguir.
Pero no hemos podido dejar de lado el razonamiento deductivo
por el cual la resolución del ejercicio anterior nos hacía llegar a una
conclusión general aplicable al resto de actividades de mayor complejidad.
En definitiva hemos utilizado nuestro pensamiento lógico.
Hemos seguido un proceso analítico para ir desglosando mentalmente un
movimiento que con posterioridad deberá desarrollar nuestra aplicación.
Hemos trabajado nuestra visión de futuro, tan necesaria en
nuestra vida cotidiana.
Y a tenor de los gritos de júbilo, que han cogido por
sorpresa a las cámaras, escabulléndose de ellas, la motivación y satisfacción
ha estado servida.
Enhorabuena a todas y a Antonio, nuestro hombre valiente.
Sois un ejemplo de tenacidad, superación y constancia para pequeños y jóvenes
que se miran en vuestro espejo.
Próximamente el vídeo de RTVT
hola Mari Carme es tubo muy bien todas concentrada en el trabajo, no tan fácil
ResponderEliminarPoro muy inteligente me gusto Pepi Garcia